lunes, 10 de agosto de 2009

Bares autogestionados en Budapest


Imaginaos un edificio abandonado, a punto de ser demolido. Quizá le queden un par de años de vida porque en Budapest estas cosas van lentas. Un grupo de jóvenes se junta y le dice al ayuntamiento que por un módico precio (pongamos unos 40 euros mensuales) lo alquilan para crear un bar. Un bar de ruinas.
El resultado es asombroso. Espectacular. Naves industriales enormes, con patios abiertos, decoradas con un buen gusto que sorprende a cuaquiera: bañeras cortadas por la mitad y reconvertidas en asientos, sillones de la calle, papeleras de Ikea que ahora son lámparas, televisiones que cuelgan de un cable a modo de decoración, proyectores de cine gigantes, coches antiguos a los que se suben los estudiantes con su guitarra, taburetes, plantas, pinturas, esculturas… Arte. Y todo ello rodeado de barras de bar. Y la bebida (cerveza, refrescos, copas…) a unos precios ridículos para estar donde están (2-3 euros).


Así describen los bares de ruina en el blog de lainformación.com en la ciudad de Budapest. Parece una formula muy interesante de gestión de espacios abandonados y de reciclaje de los mismo, aunque sea temporal. He marcado en negrita lo que me llama más la atención: un grupo de jóvenes se pone de acuerdo y pactán con el ayuntamiento el uso del edificio-local. Cuanto nos queda que aprender en España. Intentaré buscar más información. Saben algo de esto? Salu2

La foto es de paradadelosmonstruos.com que dedican una post a la movida nocturna de la Budapest (tomo nota)
En minube.com pueden encontrar algunas fotillos más

2 comentarios:

  1. Me parece muy interesante... aunque la parafernalia burocrática de nuestro país lo hace muy complicado! Pero no estaría mal aprovechar muchos recursos ociosos con iniciativas de este tipo... igual servía para luchar contra tanto botellón!

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  2. Hola Andrés. Yo creo que para poner en marcha iniciativas de este tipo solo hay que tener voluntad de hacerlas y poco más. Otra cosa es conseguir consolidarlas como acción natural. Por lo general, no parece que haya mucha voluntad institucional de favorecer estas iniciativas, se prefiere otras más espectaculares y, como no, más costosas.

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